Vergüenza ajena me dio, el día que el Vicepresidente de la República en un acto forzado con la presencia de alrededor de 2,000 funcionarios de gobierno le entrego al Presidente la Ley del Régimen Electoral Transitoria que fue aprobada por el Congreso.
Repasemos los actos de este circo. Acto número uno: el Ejecutivo envió un proyecto de Ley al Legislativo que es modificado por la mayoría oficialista en la Cámara Baja y es aprobada por el rodillo masista, sin ni siquiera contemplar proyectos de ley alternativos (hubieron cuando menos seis).
Acto número dos: las organizaciones indígenas manifestaron su indignación con el número de escaños asignados por la Cámara de Diputados a las Circunscripciones Especiales, ya que de 24 consensuadas con el Ejecutivo, los diputados del MAS sin que medie explicación las redujeron a 14 curules. Acto número tres: las SS´s (Sectores Sociales) del MAS, amenazan con cercar el Congreso si para el 1 de abril, la oposición no aprueba el proyecto enviado por la Cámara de Diputados, olvidándose misteriosamente de la “traición” de los diputados oficialistas a los pueblos indígenas.
Acto número cuatro: la Cámara Alta después de una serie de sesiones públicas con diferentes actores, aprueba un proyecto de Ley diferente al de la Cámara de Diputados rechazando el proyecto oficialista por contener 21 violaciones a la Nueva Constitución Política del Estado.
Acto número cinco: la Cámara Baja rechaza las modificaciones propuestas por el Senado por lo que obliga a la convocatoria del Congreso por parte del Vicepresidente.
Acto número seis: se establece una mesa de negociación paralela a la instalación de la sesión de Congreso entre las cuatro fuerzas políticas con representación parlamentaria.
Acto número siete: algunos parlamentarios del oficialismo anuncian la renuncia MASiva hasta las doce de la noche del 8 de abril y con ello el cierre del Congreso Nacional. Llegan las doce, y ni cenicienta, ni calabazas, sin vergüenza siguieron en sus curules con sendos discursos sobre el patriotismo.
Acto número ocho: ante la imposibilidad real de movilizar a sus bases para cercar el Congreso –parece que no existía Santo y Seña- el Presidente de las seis Federaciones de Cocaleros del Trópico de Cochabamba decide entrar en huelga de hambre en contra de un gobierno (ay perdón), una oposición indolente con su demanda de re-elección con fraude en diciembre.
Acto número nueve: mientras los representantes de oposición en la Comisión de Negociación están revisando el último borrador de una ley consensuada que fundamentalmente logra el compromiso de la Corte Nacional Electoral de revisar el 30% del padrón contaminado, el Vicepresidente decide aprobar en grande el Proyecto de Ley del Oficialismo con lo que se rompe la negociación y en plena sesión del Congreso el Vicepresidente recibe todos los adjetivos que usted se imagina y más, en la comprobación nominal del voto.
Acto número diez: la oposición decide dejar su quórum el Senado, ante lo cual un grupo de choque de parlamentarias oficialistas le impiden la salida del Primer Secretario del Senado Orlando Careaga y después de amagues de pugilatos le permiten la salida, pero hacen aparecer una carta de licencia del Senador Gerald Ortiz “habilitando” a su suplente.
Acto número once: las hordas del MASismo amenazan con tomar el Congreso, por lo que los parlamentarios del Oriente huyen a sus regiones.
Acto número doce: el senador del MAS en PODEMOS Carlos Borth solicita un cuarto intermedio en sala, para “convencer” a la oposición de retomar la mesa de diálogo. El otro senador del MAS en PODEMOS Roberto Ruiz decide regresar a su región (Tarija) dejando sin quórum la sesión del Congreso y con eso imposibilitando la aprobación de la Ley.
Acto número trece: la oposición condiciona su regreso a la mesa de negociación a la suspensión de la huelga de hambre de Evo Morales, las garantías para los parlamentarios de oposición y la presencia de observadores internacionales.
Acto número catorce: el valiente Ingeniero Costas, Vocal de la Corte Nacional Electoral se reúne con funcionarios de gobierno y les informa que técnicamente es posible re-empadronar a todo el país, y si no le permiten realizar su trabajo renunciaría lo que imposibilitaría la realización de las elecciones de diciembre. Rápidamente el Presidente en un acto de “desprendimiento” declara que apoyara con recursos económicos (sacrificando 20 millones de dólares de su avión presidencial, el Bechcraft costo 3 y nos robaron 1) la realización de un padrón biométrico si la Corte Nacional Electoral dice que se puede reempadronar antes de las elecciones de diciembre.
Acto número quince: la mesa de negociación se reinstala, las condiciones han cambiado el oficialismo necesita aprobar a toda costa la Ley por lo que está dispuesta a ceder en todo; Padrón Electoral Biométrico (a pesar del José “Pedro” Luis Exeni que lo negó tres veces antes que cantará el gallo), 8 Circunscripciones Especiales (después se volvieron 7), elecciones de autoridades departamentales según los Estatutos Autonómicos, suspensión del Referéndum por los Estatutos Autonómicos MASistas en los Departamentos Descentralizados y recomposición de sus Órganos Deliberativos incorporando criterios de proporcionalidad poblacional, elecciones municipales con el régimen antiguo, máximo del 6% del padrón nacional habilitado para votar en el exterior y solo un 3% en un solo país, revisión del principio de preclusión electoral.
Acto número dieciséis: en plena sesión de aprobación de la Ley concertada el Chaco tarijeño incorpora su Referéndum Regional (abriendo la puerta a la creación del décimo departamento) y Roberto Ruiz trata de boicotear elecciones limpias introduciendo una clausula de salida para no utilizar el Padrón Biométrico en diciembre.
Acto final: el Vicepresidente proclama un triunfo sobre la oposición racista, fascista, derechista, separatista y cuanta ista se le ocurrió, “ratas” que le habían arrebatado al Presidente Morales el triunfo… ohoh ¿no estaban festejando?, perdón… el telón de este circo se cayó.
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