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Los patos le disparan a las escopetas

Resulta curioso como el Movimiento al Socialismo se ha vestido estos días de un nacionalismo antiterrorista, “ayudado” por las supuestas acciones que iba a realizar un grupo de cinco personas; tres de los cuales fueron abatidos misteriosamente en un céntrico hotel en la ciudad de Santa Cruz y dos fueron detenidos sin un rasguño en una operación “policial”.

Ignacio Villa; un multiestafador prontuariado, se ha convertido en “el testigo clave” que involucra a Branko Marinkovic, Mauricio Roca, Pedro Yovhio, Guido Nayar y Ruben Costas en el financiamiento y organización de este supuesto grupo criminal, tejiendo sus declaraciones a la medida de la tesis gubernamental del “Golpe Civico Prefectural” y el “Magnicidio al Indio”. No les parece que las declaraciones son a pedido de boca o ¿será del cliente?

Lo interesante es la profunda conversión antiterrorista de los altos dirigentes del MAS, y no es si había o no un grupo de personas deschavetadas –y no por Hugo Chavez- que ilusamente e irresponsablemente han alentado la idea de la separación de Santa Cruz. Recuerdo cuando Evo Morales, Silvia Lazarte, Leonilda Zurita, Margarita Teran prominentes dirigentes cocaleros combatían con cazabobos a la Fuerza de Tarea Conjunta que realizaban tareas de interdicción (de lucha contra el narcotráfico), matando, hiriendo y desapareciendo a miembros de la Policía Nacional y de las Fuerza Armadas sin hasta la fecha esclarecerse su participación.

Recuerdo al Vicepresidente; entonces Qhananchiri utilizaba uniforme militar y se lo acuso de haber dinamitado las torres de alta tensión en El Kenko (1991), los poliductos de YPFB en Villa Remedios y Ventilla; las torres de alta tensión en kilómetro 7 de Sacaba, la de Milluni, la del kilómetro 8 en Sacaba, la de Kellhuani y la de Huanchaca y también haber colocado explosivos al monumento Eduardo Abaroa, la Corte Suprema de Justicia (en La Paz), el edificio de Ferrolux y radio Pío XII el 13 de enero de 1992 (en Cochabamba), además del puente de la carretera Cochabamba-Sucre el 31 de enero de 1992. O cuando asaltó una remesa de $us. 40.000 de la empresa minera Caracoles en febrero de 1989; robó una remesa de $us. 20.000 de la COBEE en febrero de 1990, asaltó un domicilio particular en Cochabamba donde robó $us. 95.000 en abril de 1991 y otro en octubre del mismo año robando $us. 60.000 y, asimismo, robó a mano armada la remesa de $us. 622.000 de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS).

Recuerdo cuando Evo Morales le brinda protección al colombiano “Pacho” Cortéz y los dos paraguayos acusados de asesinato a través de la ex ministra de Gobierno Alicia Muñoz que le costó la salida del ex Viceministro de Gobierno y ex Prefecto Rafael Puente.

Recuerdo al responsable de comunicación del MAS y luego del Gobierno de Evo Morales; Walter Chavez en el aeropuerto de Sucre sentenciarle a Raul Prada que no había revolución sin balas y sangre para su consolidación, y que luego fue protegido por el mismo gobierno cuando fue reclamado por la justicia peruana acusado de la comisión de varios delitos, entre ellos, asociación delictiva, extorsiones y atracos a mano armada.

Recuerdo fotos de Fidel Surco; máximo dirigente del CONALCAM (Consejo Nacional del Cambio), con gente armada en la que aparecen instructores peruanos y nacionales que enseñan el manejo de explosivos y tácticas terroristas.

Recuerdo que el Gobierno envió a Peter Nava Zurita; custodio personal del Presidente Morales Ayma y miembro de un grupo de elite de las Fuerzas Armadas (Chachapumas), para colocar explosivos tipo C-4 en la empresa televisora UNITEL de Yacuiba (el mismo tipo de explosivo que se puso en la casa del Cardenal Terrazas).

Es posible que los masistas no tengan memoria… pero yo sí, así que no me vengan con que ahora los patos le disparan a las escopetas.

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