Me hubiese gustado utilizar el título de este artículo para describir que el país anda muy bien, pero lamentablemente lo tengo que usar para hablar de todas las marchas que reclaman mejores días para cada uno de los diferentes sectores en conflicto con el gobierno central.
Uno de los principales problemas de gobiernos populistas con tintes fascistoides, es que les vende al común de la gente la ilusión de la tierra prometida, cual si fueran profetas muy cercanos a ser Dioses.
La diferencia, es que en algún momento sus propias promesas comienzas a cobrarles la factura, porque muchas veces han confundido la paciencia y el silencio de la gente con estupidez.
El pueblo boliviano; en su mayoría, queríamos un cambio en la forma de conducción del país. El problema es que muy pocos nos pusimos a discutir la dirección del cambio, y muchos fueron encantados por los cantos de sirena del “proceso de cambio” que muy hábilmente vendió el Movimiento al Socialismo, capturando la confianza y el voto de millones de habitantes cansado del abuso de poder de ciertos círculos que se conformaron en torno al poder político y económico del país.
Lo cierto es que hoy sectores que se reclamaban parte del “proceso de cambio”, ven con frustración que han sido engañados y han decidido utilizar todos los recursos a su alcance para hacer escuchar su voz de protesta por el maltrato de medidas de gobierno que afectan en especial sus bolsillos.
“Hemos dado cátedra en economía, no sólo al país, sino a todo el continente” decía el Vicepresidente fanfarroneando sobre la nacionalización, que como vimos en días pasados fue una farsa que solo heredo los beneficios de la Ley 3058 de Hidrocarburos aprobada por Hormando Vaca Diaz (Q.E.P.D.) y el incremento del 100% en los precios del petróleo.
La pregunta natural de la población es; si somos tan ricos como dicen los millonarios spots televisivos y cuñas radiales, ¿Por qué los asalariados no pueden tener un incremento salarial acorde a la subida de la canasta familiar? ¿Por qué el gobierno se empeña en que los médicos trabajen 8 horas, sin poder incorporarlos a la Ley General del Trabajo que garantice la vigencia de sus derechos laborales? ¿Por qué los maestros urbanos son tratados con discriminación respecto a los maestros rurales?
¿Donde queda esa danza de miles de millones de dólares de la cual habla cada miembro del gobierno en cada acto de campaña en la cual se encuentra el Movimiento al Socialismo desde hace 6 años?
Siguen los anuncios, siguen las promesas y el país pide resultados. Lamentablemente los únicos resultados que veremos cuando los inquilinos circunstanciales de Palacio Quemado abandonen sus aposentos, será la gran telaraña de corrupción y compadrerio que han tejido los cocaleros y algunos colonizadores, parte de la nueva oligarquía gobernante.
Ahora solo vemos a Bolivia en marcha demandando mejores días para los trabajadores de los diferentes sectores y de los pueblos indígenas, pidiendo que los gobernantes cumplan sus promesas de su permanente campaña y la nueva Constitución.
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